Trastorno de personalidad disociativa
Mary Reynolds nació en Inglaterra pero posteriormente se trasladó
a USA, era una joven introvertida, solitaria y melancólica que vivió una
infancia sin muchos sobresaltos ni emociones y así parecía iba a ocurrir con el
resto de su vida, hasta que un día, a sus 19 años y sin previo aviso perdió la
audición y la visión, lo cual fue un misterio médico que no se logró resolver
ni después de las 6 semanas que esto duró. Cuando Mary despertó de su ceguera no
era la misma de antes, había dejado atrás su personalidad calmada y se había
convertido en una persona totalmente diferente, alguien extrovertida, creativa,
desbordante de vitalidad e imaginación.
En el momento en que regresó de su estado de invidencia
carecía de memoria previa al incidente, parecía una niña, no recordaba a su familia
y no sabía cómo escribir ni leer. Continuó siendo esa nueva persona hasta que 5
semanas después, luego de un periodo de 20 horas de sueño, volvió a ser la Mary
de siempre pero sin el recuerdo de lo acaecido, su vida continuó con la
alternancia de ambas personalidades precedidas de largos periodos de sueño,
esto ocurrió durante 15 años. Después de casi 30 años y de convivir con ambas
identidades, la personalidad secundaria de Mary se volvió la dominante y fue
con estas características personológicas que ella continuó viviendo el resto de
su vida.
El caso de Mary fue documentado en 1816 por Samuel Lotham
Mitchell y es conocido como el primer caso seriamente discutido en la
literatura médica de una patología poco frecuente pero increíble conocida como
trastorno de personalidad disociativa (TPD) anteriormente conocida como
trastorno de personalidad múltiple.
El TPD es un controvertido diagnóstico descrito en el DSM IV
que consiste en la existencia de dos o más personalidades en un mismo
individuo, llegando a describirse casos de más de 10 identidades en un mismo
paciente, cada personalidad debe contar con sus propios rasgos característicos
y debe percibir y reaccionar ante los estímulos del ambiente de forma diferente;
muchas veces el paciente se refiere a sí mismo como “nosotros”, “el” o “ella”. Cada
personalidad debuta en tiempos diferentes y generalmente el cambio en los
patrones personológicos se asocian a pérdida de la memoria en los que el
paciente no recuerda haber vivido implementando la personalidad ajena a la
original. Este trastorno no se relaciona de ninguna manera con la esquizofrenia
aunque en ocasiones sus síntomas se parezcan. Los pacientes suelen experimentar
síntomas similares a los de la ansiedad, trastornos afectivos, también
presentan fobias, ataques de pánico, alteraciones del apetito y estrés
postraumático. Suelen presentar alto riesgo a suicidarse y en ocasiones el
cambio de personalidad hace que abusen del alcohol o drogas.
Hay varios signos característicos del TID
·
Síntomas diferentes que ocurren en distintos momentos.
·
Una capacidad fluctuante para asumir sus funciones, desde la eficacia en
el trabajo y en la casa hasta la inhabilidad.
·
Intensos dolores de cabeza y otros síntomas físicos.
·
Distorsiones y errores en el tiempo y amnesia.
·
Despersonalización y desrealización (sentimiento de estar separado de
uno mismo y experimentar su medio como irreal).
·
Constantes crisis de pánico.
Existen una serie de criterios establecidos por el DSM – IV necesarios
para el diagnóstico:
A. Presencia de dos o más identidades o estados de
personalidad (cada una con un patrón propio y relativamente persistente de
percepción, interacción y concepción del entorno de sí mismo)
B. Al menos dos de estas identidades o estados de
personalidad controlan de forma recurrente el comportamiento del individuo.
C. Incapacidad para recordar información personal
importante, que es demasiado amplia para ser explicada por el olvido ordinario.
D. El trastorno no es debido a los efectos
fisiológicos directos de una sustancia (p. ej. comportamiento automático o
caótico por intoxicación alcohólica) o a una enfermedad médica (p. ej., crisis
parciales complejas)
En cuanto al tratamiento se han
propuesto 3 fases de acuerdo con datos de la Journal of Trauma and Dissociation :
·
Fase 1: Establecer seguridad, estabilidad y una reducción de síntomas
·
Fase 2: Confrontación, superación e integración de recuerdos traumáticos
·
Fase 3: Integración y rehabilitación de la persona
El trastorno de identidad disociativo requiere psicoterapia,
con frecuencia facilitada por la hipnosis,
por lo que se hace necesario hacer un manejo multidisciplinario de esta
patología.
Breve y concisa. Sería bueno que agregaras un vídeo que ilustre un poco todo lo que mencionas.
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