sábado, 28 de marzo de 2015

Trastorno de personalidad disociativa


Mary Reynolds nació en Inglaterra pero posteriormente se trasladó a USA, era una joven introvertida, solitaria y melancólica que vivió una infancia sin muchos sobresaltos ni emociones y así parecía iba a ocurrir con el resto de su vida, hasta que un día, a sus 19 años y sin previo aviso perdió la audición y la visión, lo cual fue un misterio médico que no se logró resolver ni después de las 6 semanas que esto duró. Cuando Mary despertó de su ceguera no era la misma de antes, había dejado atrás su personalidad calmada y se había convertido en una persona totalmente diferente, alguien extrovertida, creativa, desbordante de vitalidad e imaginación.
En el momento en que regresó de su estado de invidencia carecía de memoria previa al incidente, parecía una niña, no recordaba a su familia y no sabía cómo escribir ni leer. Continuó siendo esa nueva persona hasta que 5 semanas después, luego de un periodo de 20 horas de sueño, volvió a ser la Mary de siempre pero sin el recuerdo de lo acaecido, su vida continuó con la alternancia de ambas personalidades precedidas de largos periodos de sueño, esto ocurrió durante 15 años. Después de casi 30 años y de convivir con ambas identidades, la personalidad secundaria de Mary se volvió la dominante y fue con estas características personológicas que ella continuó viviendo el resto de su vida.



El caso de Mary fue documentado en 1816 por Samuel Lotham Mitchell y es conocido como el primer caso seriamente discutido en la literatura médica de una patología poco frecuente pero increíble conocida como trastorno de personalidad disociativa (TPD) anteriormente conocida como trastorno de personalidad múltiple.
El TPD es un controvertido diagnóstico descrito en el DSM IV que consiste en la existencia de dos o más personalidades en un mismo individuo, llegando a describirse casos de más de 10 identidades en un mismo paciente, cada personalidad debe contar con sus propios rasgos característicos y debe percibir y reaccionar ante los estímulos del ambiente de forma diferente; muchas veces el paciente se refiere a sí mismo como “nosotros”, “el” o “ella”. Cada personalidad debuta en tiempos diferentes y generalmente el cambio en los patrones personológicos se asocian a pérdida de la memoria en los que el paciente no recuerda haber vivido implementando la personalidad ajena a la original. Este trastorno no se relaciona de ninguna manera con la esquizofrenia aunque en ocasiones sus síntomas se parezcan. Los pacientes suelen experimentar síntomas similares a los de la ansiedad, trastornos afectivos, también presentan fobias, ataques de pánico, alteraciones del apetito y estrés postraumático. Suelen presentar alto riesgo a suicidarse y en ocasiones el cambio de personalidad hace que abusen del alcohol o drogas.

Hay varios signos característicos del TID
·         Síntomas diferentes que ocurren en distintos momentos.
·         Una capacidad fluctuante para asumir sus funciones, desde la eficacia en el trabajo y en la casa hasta la inhabilidad.
·         Intensos dolores de cabeza y otros síntomas físicos.
·         Distorsiones y errores en el tiempo y amnesia.
·         Despersonalización y desrealización (sentimiento de estar separado de uno mismo y experimentar su medio como irreal).
·         Constantes crisis de pánico.
Existen una serie de criterios establecidos por el DSM – IV necesarios para el diagnóstico:
A. Presencia de dos o más identidades o estados de personalidad (cada una con un patrón propio y relativamente persistente de percepción, interacción y concepción del entorno de sí mismo)
B. Al menos dos de estas identidades o estados de personalidad controlan de forma recurrente el comportamiento del individuo.
C. Incapacidad para recordar información personal importante, que es demasiado amplia para ser explicada por el olvido ordinario.
D. El trastorno no es debido a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej. comportamiento automático o caótico por intoxicación alcohólica) o a una enfermedad médica (p. ej., crisis parciales complejas)
En cuanto al tratamiento se han propuesto 3 fases de acuerdo con datos de la Journal of Trauma and Dissociation  :
·         Fase 1: Establecer seguridad, estabilidad y una reducción de síntomas
·         Fase 2: Confrontación, superación e integración de recuerdos traumáticos
·         Fase 3: Integración y rehabilitación de la persona
El trastorno de identidad disociativo requiere psicoterapia, con frecuencia facilitada por la hipnosis, por lo que se hace necesario hacer un manejo multidisciplinario de esta patología.

1 comentario:

  1. Breve y concisa. Sería bueno que agregaras un vídeo que ilustre un poco todo lo que mencionas.

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