lunes, 30 de marzo de 2015

La Tragedia de Germanwings, perfil de un presunto asesino.


De pocos temas se habla más en estos días que de la tragedia de Germanwings, las noticias se han visto atestadas de la narración de los hechos y los avances en el peritaje que cada día se van haciendo, a modo de resumen y para los que aún no se enteran, el día martes 23 de marzo en horas de la mañana, el vuelo GWI9525 despegó de Barcelona con destino a Düsseldorf, un tramo que duraría aproximadamente 2 horas desde el origen al destino, cuando iban 40 minutos de viaje, el vuelo se perdió del radar, minutos más tarde se sabría que el avión habría colisionado en los Alpes Franceses de Provenza sin sobrevivientes al trágico accidente que cobró la vida de 150 personas, 144 pasajeros, 2 pilotos y 4 miembros de la tripulación




Al principio se plantearon múltiples hipótesis, se especuló la posibilidad de fallas técnicas, malas condiciones climáticas y hasta posibles intensiones terroristas, todo esto se fue descartando pero jamás se pensó la verdadera causa del siniestro. Cuando se recuperaron las cajas negras del avión se supo lo inimaginable, el copiloto de la aeronave había sido el responsable de la tragedia.al escuchar las grabaciones se supo que en un momento del vuelo, el piloto Patrick Sondenheimer había salido de la cabina para ir al baño, mientras salía de la cabina le dio la orden al copiloto Andreas Lubitz de que preparara el aterrizaje, el copiloto responde con frases cortas “ojalá”, “vamos a ver”, se oye el ruido de la puerta abrirse y cerrarse. Inmediatamente después el copiloto accionó el botón para hacer descender el avión, solo un par de minutos más tarde regresó el piloto, que se  percató del brusco descenso del avión, y le ordenó a Lubitz que abriera la puerta pero este jamás respondió. El avión sigue descendiendo en medio de los intentos desesperados pero inútiles de la tripulación por acceder a la cabina y finalmente se estrella en medio de las montañas de los alpes franceses.  



Apenas se conoció esta información se pensó que el copiloto habría sufrido un desmayo o un infarto agudo al miocardio pero esto también se descartó. Solo quedaba pensar en que algo psiquiátrico explicaría tan atroz comportamiento. Muchos investigadores han estado trabajando en el caso y se han encontrado antecedentes depresivos de Andreas Lubitz. Según testimonios de Juan Carlos Rojas, ex presidente de la asociación colombiana de psiquiatría “el perfil del piloto alemán era más que el de un depresivo, él sufría  de un trastorno de la personalidad psicopático o sociopático, y eso no se forma de un día para otro. Se trata de un narcisismo maligno en el cual no le basta con hacerle daño a su vida, sino a las 149 personas más que nada tenían que ver” explicó el especialista.
Una persona narcisista presenta en general una adaptación social no solo aceptable, sino incluso a veces brillante y exitosa, lo que nos lleva a pensar que Lubitz era considerado como una persona amigable y sociable por sus amigos y compañeros de trabajo, con esto logró no despertar sospechas sobre su previo diagnóstico de depresión y las difíciles condiciones por las que estaba pasando. Usualmente estas personas presentan distintas combinaciones de intensa ambición y fantasías grandiosas que ocultan una fuerte dependencia a la admiración y un sentimiento de inferioridad, junto con estos sentimientos de vacío e insatisfacción presentan deficiencias en la capacidad de entablar relaciones sentimentales y de preocuparse por el sentimiento de los demás. Pueden mostrarse serviles y aduladores pero siempre ocultando algún interés personal, quienes los rodean son simples fichas de ajedrez que el narcisista estará dispuesto a utilizar para obtener lo que sea que desee y que cuando dejen de ser útiles serán tratados con dureza y desprecio.
Con facilidad se sienten inquietos y aburridos cuando no consiguen nuevas fuentes de satisfacción. Pueden parecer dependientes de los demás a causa de su necesidad de ser admirados. Poseen una imagen altamente idealizada de ellos mismos y rechazan cualquier detalle que interfiera con esta imagen, tienden a devaluar las condiciones de los otros a fin de sentirse superiores.
Se trata de personalidades con una gran intolerancia a la espera, que exigen gratificación inmediata de sus necesidades, perciben de la sociedad una imagen omnipotente que es capaz de facilitarles todo lo que ellos desean, pero con un sentido nulo de aquello que los demás tienen derecho a esperar de ellos.



Lubitz tenía el sueño de trabajar en Lufthansa, empresa donde se entrenó, como comandante y piloto, pero como se descubrió recientemente este sueño sería casi imposible de lograr por los múltiples problemas de salud que el copiloto había presentado. Esta enorme frustración y sus antecedentes depresivos ahondan la sospecha sobre la intencionalidad de los hechos. Quizá todo sean especulaciones y jamás se sepa la sombría verdad que Lubitz decidió llevarse consigo y con 149 personas más al más allá.  



Fuente. 
  • http://www.psicoterapiarelacional.es/Portals/0/Documentacion/JCoderch/Coderch_2004_La%20personalidad%20Narcisista%20de%20nuestro%20tiempo.pdf
  • Diario El País, 29 de Marzo del 2015

1 comentario:

  1. Muy interesante la correlación entre esta noticia de actualidad y el tema de psicopatología. Muy buena introducción, atrapa al lector.

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